Tú, ingenioso hidalgo
En rocinante ibas cabalgando,
tú, ingenioso hidalgo,
con tu buen amigo Sancho.
Por un lugar de La Mancha,
unas veces explorando
y otras veces batallando.
Sancho veía molinos
y tú, enemigos malos.
Sancho veía a una fea criada
y tú a una hermosa dama.
¡Ay! Alocado Don Quijote,
que tu mente no descansa,
deja en paz ya a los libros,
deja en paz ya a tu lanza.
Olaya Roy Pérez.
Que chulos lo que has publicado
ResponderEliminarLa autora es Olaya
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